¡Buenos días chicos¡
Brujeando por Internet, esta mañana, sobre noticias
acerca de las TIC he encontrado una reflexión muy importante, en relación a
todo lo que hemos estado trabajando en esta asignatura, es decir, en relación con
la innovación en educación.
¡Aunque sea un poco larga, os aconsejo leerla. Es
muy interesante, sobre todo para nosotros como futuros docentes!
Esta
reflexión ha sido publicada hoy 18 de mayo de 2013 por Xarxa TIC. Y dice así…”Mucho
nativo digital para unos, mucho experto en metodologías innovadoras para otros.
Mucho docente joven educado en un mundo lleno de tecnología con capacidad de
acceso prácticamente ilimitado a toda la información desde un solo clic y, como
contraposición, gran ausencia de esos jóvenes en el cambio educativo. Docentes
jóvenes que, en su mayor parte, se dedican a copiar los métodos educativos de
antaño y que, curiosamente, son los más reacios a cualquier tipo de cambio en
el sistema.
No
es raro observar en los centros educativos el laissez faire de los “nuevos”. Usando
materiales de consumo, incapaces de generar sus propios contenidos e, incluso,
de realizar experimentos con los chavales para ver qué pueden sacar de los
mismos. Los docentes jóvenes no se arriesgan. No innovan. No son el motor de
cambio tan necesario en los centros educativos.
La
innovación no es cosa de jóvenes. La innovación se da, fundamentalmente, entre
docentes que ya llevan un tiempo en el sistema. Docentes de cuarenta, cincuenta
e, incluso sesenta (nos sorprendería la cantidad de docentes a punto de
jubilarse que están innovando día tras día en sus aulas) son los que están
llevando a cabo el cambio metodológico en sus aulas mientras los recién
llegados intentan mantener la desinnovación tan propia de parte del colectivo.
Si
hablamos de TIC lo anterior es más sangrante. Docentes de veintipocos incapaces
de crearse un blog, de realizar una presentación en condiciones, de maquetar un
simple documento de texto, de atreverse a dar sus primeros pasos con software
libre, de… Son muchas las cuestiones relacionadas con esas nuevas tecnologías
educativas que desconocen. Un desconocimiento que echa por el suelo cualquier teoría
sobre nativos digitales, generación X, generación Y, millenials o cualquier
otro vocablo que relacione el uso de la tecnología con el período en el cual
nacieron los mismos. Un desconocimiento que, unido a su falta de espíritu
innovador y desidia de experimentar por miedo al fracaso, hacen que el futuro
de la innovación educativa se encuentre en entredicho.
No
hay renovación. Son, en demasiadas ocasiones, los mismos los que siguen
apostando por cambios metodológicos, uso de las nuevas tecnologías, rotura con
los libros de texto (creando su propio material), etc. Los mismos que, cada año
que pasa son un año más viejos. Más viejos y más cansados (un año, para un
docente que quiera hacer algo para cambiar las cosas, implica mucho desgaste).
Una falta de ver caras nuevas, docentes comprometidos más allá de la
“puntualidad” de sus acciones (¡vamos a un sarao a ver qué nos cuentan, incluso
que después no probemos nada en nuestras aulas!) que hacen temer por el futuro.
Un futuro que, no lo olvidemos, va a venir marcado por la innovación educativa.
Una innovación, que si no se realiza de forma mayoritaria, va a ser de eficacia
limitada.
Los
jóvenes son la esperanza de cualquier país. Los docentes jóvenes el futuro de la Educación. Es por ello
que conviene ver el cambio. Necesitamos que los docentes sean innovadores, que
no tengan miedo, que se arriesguen, que se equivoquen. Necesitamos que, a
diferencia de lo que realmente sucede, la innovación se dé desde los neófitos
del sistema.”
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